Sin duda la humanidad vive una etapa de incertidumbre sin precedentes en su historia. Ya no son países de un continente que se enfrenta bélicamente al otro, es una invasión globalizada que silenciosamente, va cubriendo todo el quehacer del hombre, para someterlo a los designios que impone la economía, el gran capital, las transnacionales, amenazando principios y valores que son intransables para nuestra concepción laica de la vida.
A este respecto, Philippe Grollet, distinguido abogado belga, Presidente de la Acción Laica de Bélgica, en su libro “Laicismo, utopía y necesidad”, recientemente publicado en idioma español por el Instituto Laico de Estudios Contemporáneos (ILEC) de Chile, plantea, con claridad pedagógica, los valores fundamentales que están en juego y peligro inminente, ante la arremetida de esta ola envolvente de la globalización.
“El hombre es una ser social, afirma Grollet, que no tiene existencia fuera de la sociedad humana. Pero, esto no impide que, desde un punto de vista laico, es la nación, la tribu, la familia, el grupo que le da sentido al hombre; son los hombres, todos los hombres, todas las mujeres, los que le dan sentido al grupo y a la sociedad”.
“Tanto la libertad de pensamiento como la búsqueda de autonomía, siguen siendo un ideal por lo que hay que luchar”.
“Las aspiración a mayor libertad -libertad de pensamiento, de examen, de expresión, así como también la libertad de acción – están ligadas al concepto de responsabilidad. El binomio –libertad-responsabilidad- es la esencia misma del laicismo.”
La conquista de los derechos ciudadanos, el ejercicio de la ciudadanía, es la conjugación del binomio libertad-responsabilidad. En definitiva, es un tema de democracia política, pero también es un compromiso personal.
Y entre otros derechos inalienables del hombre, está el derecho a la capacidad de rebelión. A este respecto el autor señala: “La sumisión, la resignación, el fatalismo, la aceptación del propio destino y la de los otros en nombre de un supuesto “orden de cosas”, de la voluntad divina, no se encuentran dentro de los valores laicos. Por el contrario, la capacidad de rebelión como lo indica Marcel Voisin en su obra “Vivre la laïcité”, que dice:”simular determinación es la mejor réplica a la tentativa perpetua de sujeción urdida por los diversos tipos de explotador. La capacidad de rebelión es la salvaguardia de toda democracia y en la actualidad constituye una prueba fehaciente de ello”.
En todo intento de conculcar estos valores, que son el logro de una larga historia de lucha, el hombre social, el hombre libre, el hombre ciudadano que es el hombre laico, se rebelará en la defensa de estos principios que le son absolutamente intransables.
En definitiva, aquí está el meollo central de nuestra justa preocupación y estado de alerta ante este peligro que perturba a la humanidad y que puede constituir una nueva hegemonía, una verdadera “dictadura económica a nivel mundial”.
Ya señalé, que nuestro trabajo es arduo y nuestra marcha será larga en la preparación de las presentes y futuras generaciones que deberán afrontarlo.
Si bien podríamos sostener, que el hombre es esencialmente un ser no terminado; la utopía habita en su ser más interno. Ernesto Bloch, afirmó a este respecto: “Al momento de su muerte, cada uno de nosotros tendremos necesidad de más vida todavía, para terminar con la vida”.
PROFESOR MARCOS ALVAREZ GARCIA
SANTIAGO DE CHILE