En la masonería muchas de las herramientas para nuestra construcción como templos, son virtudes. Para Aristóteles, las virtudes son “las disposiciones dignas de alabanza”. Prudencia, templanza, fortaleza, honestidad y fe, esperanza, y caridad. Dos de las herramientas del Apr:. M:. pueden relacionarse con dos de estas virtudes; el mazo y el cincel.
El mazo en la masonería simboliza según nuestro catecismo del grado de apr:. “la fuerza de nuestra consciencia, la cual debiera hacernos evitar el acoso de todo pensamiento vano e impropio, de modo que nuestras palabras y acciones puedan ser puras e inmaculadas” y sirve “para eliminar todo nudo o protuberancia”.
Un traz:. titulado Significado de algunos símbolos masónicos de la Resp:. Log:. Acacia no. 13 dice que:
en el mazón, la conciencia de su imperfección hace que los continuos golpes del mazo, despierten en él, el deseo de desbastar la Piedra Bruta que lo representa, y así llegar a comprender y practicar los principios de la masonería”.
En su libro Masonería práctica el Q:. H:. Humberto Camejo, nos explica lo siguiente referente al mazo y al cincel: Algunos autores señalan que el cincel simboliza la necesidad de educación, la perseverancia y la razón. Otros lo relacionan con la voluntad, que al recibir los golpes continuos dados con el Mazo, representación perfecta de la constancia y del esfuerzo, llega a transformar la Piedra Bruta de nuestra conciencia en una excepcional obra de arte, en nuestra naturaleza interior, eliminando sus impurezas y sus defectos.
El Mazo y el Cincel, son atributos del Aprendiz y cada uno de estos utensilios tiene una interpretación simbólica, que corresponde a las cualidades que reclama este primer grado.
En cuanto al cincel, según nuestro catecismo “es emblemático de aquellos talentos más refinados, que cuando se cultivan, producen un hombre educado, y por lo tanto digno de una sociedad bien organizada”. El golpe por golpe mismo puede llegar a romper la piedra y terminar de deformarla o pulverizarla, es necesario de un instrumento que guíe a la forma y que establezca un sentido de sensibilidad en el golpe de la piedra. El mismo trabajo ejerce el cincel en nuestra consciencia.
Para Aristóteles, la templanza y la fortaleza son dos virtudes relacionadas con la voluntad, la involuntariedad y la electividad. La voluntad, según el estudio que realiza Aristóteles en el libro III de la Ética a Nicómaco, “se muestra ser aquello cuyo principio está en el agente que conoce las circunstancias particulares de la acción”. Por contraste, lo involuntario y lo no-voluntario son acciones producto de lo irascible y de la ignorancia respectivamente. La templanza es, pues, la moderación de los placeres del alma y del cuerpo, y la fortaleza la convicción y valentía al mantener una postura prudente antes que irracional; de esta manera, se relacionan y pueden ser interpretadas nuestras herramientas: el mazo es la fuerza, fortaleza y determinación del golpe sobre la piedra, el cincel es la templanza, moderación del golpe a través de la educación sensible del talento del hombre y la elección.
En nuestra ceguera ignorancia se encuentra la ceguera del mundo vivido. En ella, nuestros actos son, no-voluntarios porque no son pensados. Es decir, el obrar en la ignorancia nos lleva a una acción vacía y sin consciencia.
Si tomamos las consideraciones e interpretaciones aristotélicas, no es sólo necesario los golpes correctores en la piedra a esculpir, sino que para corregirlos, para matizarlos y para embellecerlos hace falta el trabajo del cincel. Dicho de una manera más directa; en el cambio de nuestro ser y perfeccionamiento como personas, hombres libres y de buenas costumbres, sólo a través de la educación de nuestras responsabilidades y estudios del hombre y las ciencias de la praxis del hombre podemos crean en nosotros una voluntad de la excelencia.
Así, el Mazo y el Cincel, representan en nosotros la fortaleza y la templanza. La moderación de las pasiones y los vicios a través de la moderación de nuestra voluntad; la moderación de nuestra voluntad a través de la fortaleza en nuestra convicción moral. El convencimiento del trabajo masónico en una vida consagrada a la unión de los hombres y al desarrollo del mismo por medio de la reflexión filosófica, científica y espiritual.
Autor: Q.·. H.·. Luis Pichardo