Q.·. H.·. Ramiro Toro Candia, M.·. M.·.
R.·. L.·. Lautaro 197. Or.·. de Caracas, Venezuela.
INTRODUCCION
El término “fundamentalismo” tiene su origen en una serie de panfletos publicados entre 1910 y 1915 en Estados Unidos, con el título “Los Fundamentos: un testimonio de la Verdad”.
En el actual contexto de modernidad, entendemos como fundamentalismo religioso, “el conjunto de postulados que afirma la inamovilidad de la tradición, una infalibilidad de los textos sagrados como el Corán, la Torá o los Evangelios y un respeto irrestricto a las ceremonias litúrgicas” (importa más la letra de la ley que su espíritu).
En las conductas de determinados grupos existe una clara implicación entre religión y política, en su sentido más peyorativo
Toda violencia “sagrada y divina” se justifica por sí y ante sí misma, sin importar las víctimas y los horrores que provoca. Así lo confirman todas las guerras santas, las cruzadas y las inquisiciones doctrinales de la historia
Hoy en día, en un mundo sumido en dramáticos conflictos desatados por la conjunción de intereses económicos y fanatismos que apelan a los designios divinos, y justifican el castigo de los impíos, varias grandes organizaciones de corte evangélico y origen estadounidense LAS NUEVAS TRIBUS se han convertido en ariete de proyectos de dominación política y cultural, a la vez que recaban muchos millones de dólares para llevar a cabo la conversión al cristianismo de todos los pueblos del mundo.
Debemos recordar que nuestra orden no se negó a iniciar a musulmanes, parsis, hindúes, siks, y muchas otras personas de varias religiones del mundo. Gracias a la Masonería, muchas concepciones culturales positivas concernientes a los ideales de tolerancia, hermandad, libertad, democracia, igualdad, o la misma idea de “Derechos Humanos”, han crecido no solo en Europa y en los Estados Unidos, sino también en varios países orientales y africanos .
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