El Crisol de la Masonería

Lejos de las miradas indiscretas de muchos curiosos que se han infiltrado en la masonería, se encuentra una masonería mística, ésta dista mucho de la masonería que todos conocemos, ésta masonería es infinitamente más importante para los verdaderos masones, no puede reducirse tan fácilmente a nuestro repertorio conceptual ordinario, ahí no hay diferencias ideológicas , ni intolerancias. La masonería desconocida es dominio de los conceptos que edifican y transforman el Alma humana; un campo en el que seres humanos falibles luchan vigorosamente por trascender sus limitaciones “en una atmósfera bullente de tolerancia y comprensión” ahí los conceptos religiosos, filosóficos y científicos se tornan coherentes entre sí- en ese tiempo sagrado “la hora de comenzar los trabajos” lo mundano se hace a un lado y fluyen con perfecta armonía los conceptos particulares de los demás hermano y nosotros quienes escuchamos hacemos nuestros los conceptos vertidos por nuestros hermanos.

Luchamos por defender las verdades de nuestros hermanos, aún si estas son diferentes a las nuestras; no criticamos ni juzgamos las posturas de los demás hermanos.

Es el crisol de la masonería “un crisol diseñado para reducir a su valor intrínseco los ingredientes que se acrisolan en él” haciendo a un lado nuestra limitada verdad para dar paso a la Gran verdad de la Fraternidad masónica.

Cuando se comprende verdaderamente que no somos lo que podríamos llegar a Ser, comienza a despertarse dentro de nosotros un deseo que corresponde a este deseo, del deseo de Ser. El sentimiento real de esa necesidad de Ser – o el hambre de llegar a Ser – no es fácil de describírselo a quien jamás haya sentido su propia vaciedad, ese sentirnos inconclusos, a quien cree ser falsamente su propio amo, a quien está falsamente seguro de calificar su conducta mediante el uso de lo que cree es su voluntad. Tan poderosas son las influencias que nos inducen a creernos erróneamente libres, que sólo con un gran esfuerzo podemos llegar a reconocer la magnitud de nuestra esclavitud.

Para ello es preciso adquirir una capacidad de discernimiento. Junto con esta capacidad de auto conocimiento viene el poder de discriminar entre lo real y lo ilusorio de la vida. Si somos títeres, ¿por qué pocos tienen la capacidad de sentir los hilos que nos mueven?

Lo que no podemos ver es que todo el proceso de intercambio humano es un gran teatro de títeres en el que ninguno de ellos se encuentra libre de los hilos que rigen todos sus movimientos; un teatro de títeres donde además no hay quién dirija coordinadamente el espectáculo, sino que todo son combinaciones accidentales de líneas que al no ser reguladas causan desorden. Pero de pronto uno de los títeres, tomando consciencia, cobra vida real, corta sus hilos y va hacia el mundo que es real, y es cuando puede ver quién es el Titiritero del mundo y cuál es su propósito.

Tomado de: http://www.afortunada39.org/

Anuncio publicitario

Relacionados

A %d blogueros les gusta esto: