Q.·. H.·. Edgar Perramón, M.·. M.·.
R.·. L.·. Lautaro 197. Or.·. de Caracas, Venezuela.
(EL SIGUIENTE TRAZADO FUE EL ULTIMO TRABAJO DEL Q.·.H.·. EDGAR PERRAMON, QUIEN CONJUNTAMENTE CON EL Q.·.H.·. MARIO SILVA ACORDARON PRESENTAR SENDOS TEXTOS SOBRE LA MAESTRIA EN TENIDA DE TERCER GRADO EL VIERNES 29 DE JUNIO DE 2012.
DESAFORTUNADAMENTE NUESTRO Q.·.H.·. EDGAR PARTIO AL OR.·.ET.·. EL DOMINGO 10 DE JUNIO, DIAS ANTES DE LA PRESENTACION A SU LOGIA DE ESTOS INTERESANTES TRABAJOS).
GRACIAS Q:H: EDGAR PERRAMON Y Q.·.H.·.MARIO SILVA.
.·.
1.- Introducción.
Se ha dicho que formar una Maestría de excelencia, en forma metódica y gradual, es la suprema aspiración de la Orden Masónica.
El masón del Tercer Grado se ha de distinguir no sólo por su capacidad e inteligencia, sino por su elevada condición docente, por ser el primero en asumir las empresas generosas y dignas.
El Maestro es el que guía, el que educa, el que orienta e indica el camino.
Todas las verdades de la Masonería se encuentran en el Grado de Maestro, el Grado que conlleva la responsabilidad de enseñar y educar, de dar ejemplo de plenitud masónica, de sencillez y de intachable probidad.
Si bien el Tercer Grado se introdujo y propagó gradualmente en las Logias Especulativas a partir de 1725, no hay duda que su espíritu docente y formativo viene desde tiempos remotos de la Orden.
La existencia de los tres grados de la Masonería, existencia reconocida universalmente desde 1757, no fue un ensayo pedagógico, sino el testimonio moderno de su vieja vocación formativa y la tradición iniciática gradual de su enseñanza.
En el Libro del Maestro se dice que «en Masonería ninguna actividad es superior a la del Maestro. Por sobre el Maestro no hay nada». Es el «supremo grado de la jerarquía masónica» (Oswald Wirth, «El Libro del Maestro», Imp. Wilson, Santiago, 1946). El mismo Gran Maestro no es sino un delegado de los Maestros y es en nombre de ellos y bajo su control, que él gobierna un conjunto de Logias.