Los masones tenemos unos principios, que creemos justos y razonables, y capaces de imprimir una dirección favorable a nuestro desarrollo individual, así como a nuestro comportamiento social.
PRIMER PRINCIPIO.
Es la convicción de que todos los hombres sin distinción de raza, cultura, religión o posición social, nacen con los mismos derechos y obligaciones.
Esta verdad es a menudo olvidada en la sociedad y es por ello que es nuestro deber mantener y fortalecer, en el seno de nuestra Institución en primer lugar y en la sociedad en general, los sentimientos de fraternidad y de igualdad.
SEGUNDO PRINCIPIO.
Es la vuelta a sí mismo: conocerse mejor es el objetivo que persigue cada masón.
Hacerlo cada uno está muy bien, pero es mucho más fácil con la ayuda de otros hombres.
Cuando se trata de hermanos, la claridad y el rigor de sus opiniones no es solo deseable sino de gran ayuda en el desarrollo moral de cada uno.
El masón es un hombre social que quiere ponerse al servicio de la sociedad mediante el conocimiento que adquiere de sí mismo.
TERCER PRINCIPIO.
Es que el trabajo personal se realiza sobre la base del simbolismo de los constructores. Las herramientas, su significado, sus ideas, pueden ser aplicadas en nuestra vida diaria y en nuestra conducta.