El Principio de la Igualdad.

Por: Ney Alves de Arruda
Corresponsal brasileño para «Entre Masones»

a) Introducción

La Igualdad es un axioma supremo de la Humanidad. A modo de apertura, conviene destacar que esta manifestación que registro, sólo refracta lo que está ahora en mi mente en este exacto momento, para seguir la tradición.

En aras de contribuir en el estudio de la cuestión que nos ocupa, quizás sea importante recordar que el principio de la Igualdad quedó plasmado en el texto de las Cartas Magnas en la mayoría de los países democráticos del Occidente. Este valor excelso de la civilización tiene una historia de lucha por afirmarse a lo largo de la trayectoria evolutiva del Hombre. En la Edad Antigua los rumbos de los principales procesos civilizadores desarrollados en Babilonia, Egipto, Grecia y Roma, optaron por un sistema económico basado en el esclavismo. Esto intenta explicar que en el notable y misterioso mundo de la Antigüedad, hubo indicios severos de que la Igualdad se desconocía como práctica, en muchas de las relaciones entre los hombres sometidos, en general, a las estructuras sociales estratificadas y verticales de poder.

A su vez, en la Edad Media, las Monarquías Europeas, disciplinadas por la carnicería del Santo Oficio, promovieron el régimen económico de vasallaje entre los Señores Feudales. Allí la Igualdad se conservó simulada por las relaciones serviles que garantizaban sólo pan para los más humildes, tanto que las corporaciones de los constructores, los Masones Operativos surgieron, entre otras razones, también para proteger la capacidad laboral de sus miembros.

Seguidamente, en la Edad Moderna se apuntó hacia un nuevo grupo económico, y los prósperos comerciantes empezaron sus actividades en ferias libres al final del Medievo. En sitios como Champagne y Flandes (Francia) practicaban el cambio, compra y venta de mercaderías de toda suerte y especie, entre ellas, artesanías, tejidos, víveres, y en especial, monedas de todos las regiones. De hecho, los habitantes de los burgos – esto es, los insurgentes núcleos urbanos en avance –, conquistaron el poder del capital en constante organización y se lanzaron en una lucha desesperada por la destrucción del “Régimen Antiguo” monárquico europeo.

La Igualdad se tornó en un vector moral a discutir en las primeras universidades, recién inauguradas. Escritores, poetas, y filósofos dedicaron sus estudios para propagarla, educando a la sociedad en protesta contra la Aristocracia cortesana de los reyes de Europa. La corriente del Iluminismo se concentró en operar como una bandera de denuncia frente a la opresión de la Nobleza Monarquista en países como Francia. En otras naciones como Inglaterra, el filósofo John Locke, tenido como masón, produjo muchos trabajos destacando el valor del Liberalismo. La regla fundamental para la expansión de los probables mercados de consumo es el principio “dejas hacer, dejas pasar”, lo que facilitó mucho el crecimiento de las relaciones mercantiles de los burgueses. Locke concede profunda recurrencia al axioma de la Libertad.

La dialéctica iluminista progresó cuando otro probable masón, Jean Jacques Rousseau rompió el equívoco epistemológico de Locke. El filósofo Rousseau propuso que la ausencia en la lucha por una mayor calidad de vida en la Sociedad Europea, no estaba solamente en exaltar la Libertad como valor máximo, pero sí en valorar intensamente el principio de Igualdad. Desde luego, resulta evidente que en la Edad Contemporánea, se inaugurase el sistema laboral con empleados con contratos de trabajo formales. Las masas trabajadoras sienten la falsa igualdad que el Capitalismo otorgó para la Humanidad. El siglo XX concedió lecciones amargas vivenciadas por los países que sumergieron en el Totalitarismo Fascista. En Alemania Nazi fueron vistas las atrocidades de un sistema político cruel, donde la igualdad se reservaba únicamente a los ciudadanos que aparentasen tener un origen ario.

No obstante, en nuestros días de Post Modernidad, la Sociedad Humana coexiste con la estrategia de la Globalización, esto es un subterfugio lingüístico que aprecia la “libertad–igualdad” de las poblaciones en la Tierra. Pero, su estandarte más grande, el Neo Liberalismo es un reglamentario político – económico que oculta las contradicciones mundiales: algunos países ricos del hemisferio norte queman alimentos para no hacerlos rebajar en el mercado internacional de precios. África agoniza en guerras interminables promocionadas por los sedientos de poder y el hambre se propaga en millones de inocentes. El hombre ha conocido sólo tres métodos de producción: el esclavismo, el vasallaje feudal servil y el trabajo proletario industrial. En ninguno de ellos está presente la igualdad material. Justo en la tercera fase evolutiva humana, se encuentra una frágil concepción de igualdad formal delante de la norma jurídica del Estado. Este, ahora en colapso, por la corrupción mundial de los gobernantes y políticos.

Partiendo de este hecho, todos los hombres civilizados de los cinco continentes, sí que han aplaudido la llegada a la Sociedad de la Información con su nueva tecnología telemática que se dirige a todos los pueblos del planeta y a las empresas a través de redes de comunicación electrónica. Se creía que la Edad Digital iba aportar Igualdad entre las personas, pero se observó entonces la segregación de la gente más pobre. Todas las fronteras continentales de los países ricos están bien vigiladas. Resulta que nadie debe cruzar sin autorización y dinero en el bolsillo, bajo pena de expulsión inmediata o prisión sumaria.

Sin embargo, este axioma de la Igualdad sigue siendo un tema de intenso estudio filosófico y político en los países del primer mundo. Hay un grado significativo de protección cuasi ideológica en el cuidado de los valores transcendentales, como la Igualdad, en la mayoría de las naciones más desarrolladas en esta Era Pos Industrial de los países abastados en el hemisferio norte del planeta. En nombre de este axioma se hará la guerra, se matará a otro ser humano, se invadirán territorios extranjeros. Igualdad solamente entre los ciudadanos iguales, del mismo nivel económico y social.

b) Ampliación del tema

Dejando ahora al margen otras posibles posiciones dogmáticas acerca de la temática en estudio y pasado el preámbulo, ya en nuestra propuesta de expansión de estas reflexiones, pensamos que la Igualdad tiene posibilidades de ocurrir sólo por las sólidas afinidades espirituales entre algunos seres humanos. La afinidad puede que sea construida por el diálogo terapéutico, pero sabemos que ni en un hogar familiar, la afinidad a veces no es totalmente posible. No logramos afinarnos a las expectativas al 100% con las personas con las cuales convivimos. Un antiguo maestre de la Universidad Federal de Santa Catarina (Brasil), me ha dicho hace 13 años atrás que es imposible sintonizar a un auditorio totalmente en una conferencia o en el aula con los estudiantes. Jamás alcanzamos a instalar una acción realmente comunicativa con todos los alumnos. Hablamos siempre para cinco o diez estudiantes como máximo. Ellos son los que quieren oír. Con ellos puede que se establezca alguna afinidad espiritual que podrá fructificar en una materialización del respeto, y el mismo de la Igualdad. Esto también pasa en la vida, más allá de la universidad. Pienso que la Igualdad puede ser un valor apenas posible en los ambientes donde prevalece la dignidad, el cultivo de sentimientos nobles, la tolerancia.

Estos distintos planteamientos me hacen reflejar que la Igualdad no puede ser mesurada entre los hombres de carácter débil que usan embozos y juegos de máscaras para ocultar sus sentimientos. La Igualdad es una virtud axiomática existente entre los hombres de voluntad educada, que saben cómo contenerse, en la búsqueda de la paciencia y el equilibrio en la vida social profana.

Así pues, tras esta caracterización, podría seguir proponiendo que la Igualdad es como un sentimiento colectivo que repugna las ilusiones de la carne, la fantasía del materialismo que sólo satisface el paladar y la sexualidad desmedida. El filósofo griego Epicuro antes de Cristo, ya condenaba la vida carnal dedicada principalmente a los placeres físicos. De hecho, no hay Igualdad entre hombres que privilegian exclusivamente el culto del poder, veneración de los bienes materiales y el gozo bestial de los instintos humanos.

Insistiendo en lo que anteriormente se ha manifestado, creo que la Igualdad no puede convertirse en un dogma misterioso, porque así repetiremos los errores cometidos en la Historia de la Civilización. Un ser humano sólo se reconoce igual al Otro, descubriéndose, evaluándose en sus virtudes personales, así como en sus defectos y sus cualidades.

 c) Conclusión preliminar

De acuerdo con lo que se ha venido exponiendo, se observa que la Igualdad, declarada como valor fundamental por la Doctrina Masónica Universal puede materializarse como un ideal a ser cimentado día tras día. La vivencia cotidiana alimenta a nuestros espíritus en los más altos principios de la Arte Real.

La indumentaria de los ritos, la preparación mental para la reunión de la Logia, el uniforme que iguala y establece un padrón para todos, según los grados simbólicos, el entorno suave del Templo, la solemnidad de los movimientos corpóreos entre los grupos de hermanos en Logia, nos elevan a un estado superior, cuando volvemos a vivir las tradiciones más antiguas de esta Sublime Orden. Ahí, en el recinto protegido de la Logia, sentimos y tenemos una vez más la renovación constante de la práctica de la cordialidad, reafirmamos nuestro compromiso con la urbanidad en el diálogo franco y abierto con nuestros semejantes, a quienes llamamos de hermanos. Tratamos de promover relaciones de distinción y bien querencia entre los masones. Esta práctica cotidiana moldea las formas de conducta, pues educa a los sentimientos, una vez que todo esto se adentra a las imágenes simbólicas colectivas de los miembros de la Honorable Institución.

Queda pues, claro que en el cotidiano de la ritualística, el principio de la Igualdad encuentra una resonancia magnífica. Alegrías por el reencuentro de cada nueva sesión en los edificios masónicos. La intensidad emocional de las palabras intercambiadas con joven entusiasmo entre los miembros de la Logia. Energías psíquicas que son florecidas en los trabajos rituales. Las enseñanzas de los Maestros Instalados que nos motivan al estudio disciplinado y productivo. Todo esto nos transporta a un mundo paralelo, un mundo metafísico y soberano, regido por espíritus superiores y principios fundamentales como la Igualdad.

En tal punto del debate parece evidente preguntar: ¿Quiénes somos nosotros en la vida profana? ¿Vivimos nuestra vida fuera del templo con comprensión y felicidad? ¿Sabemos superar los problemas fugaces impuestos por El Gran Arquitecto del Universo, sencillos alumnos en este planeta-escuela? ¿Poseemos la tenacidad para existir de manera inteligente y sin astucia predadora del Otro? ¿Cultivamos el amor a la moderación y sensatez en la lucha por la vida con dulzura y destreza?

Desde esta perspectiva, habremos de concluir que tenemos que ejercitar la Igualdad de la vida cotidiana, que transferir estas virtudes masónicas hacia el mundo profano de la vida cotidiana, cobra tareas mentales que cada Hermano debe practicar. Incumbe a nosotros estar dispuestos a inmolaciones abnegadas en nombre de la Igualdad. Es preciso que seamos útiles para la Humanidad en todo tiempo. La Igualdad en la sociedad profana, más allá del Templo postula el sentimiento de los deberes a cumplir, por sobre todo. Para el masón, la voluntad fuerte debe centrarse en hacer el bien. Sentirse igual al Otro depende de un pensamiento muy ennoblecido. Jean Paul Sartre en la filosofía del Existencialismo ha enseñado que la trascendencia es para aquel humano que sepa soportar el sufrimiento y la responsabilidad de existir en este planeta-escuela. La existencia en sociedad, sea la cotidiana o profana, requiere tolerar las adversidades sin vacilar. Importa a los masones de todo el mundo luchar por la Igualdad como un valor extraordinario de la Civilización, dándose cuenta de la buena batalla en búsqueda del esclarecimiento de nosotros mismos y contribuir así para la emancipación de la Humanidad.

Ney Alves de Arruda

Abogado y Profesor de Historia en Instituciones Jurídicas y Filosofía del Derecho en la Universidad Federal de Mato Grosso

Masón de la Logia York «Tradición y Libertad», Brasil.

(neyarruda@gmail.com)

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