Declaración de principios masónicos.

Declaración de Principios
LA MASONERÍA, es un movimiento filosófico activo, universalista y humanitario, en el que pueden albergarse todas las orientaciones y criterios que tienen por objeto el mejoramiento material y moral de la humanidad sobre la base del respeto a la personalidad humana.

LA MASONERÍA, en sentido simbólico levanta un Templo al perfeccionamiento moral de la humanidad. Para la realización de esta obra de fraternidad universal, admite en su seno, sin distinción de nacionalidad, raza, creencia religiosa, etc., a todas los hombres libres y de buenas costumbres que se sientan atraídos por este ideal y estén dispuestos a servirle con rectitud de propósitos, claridad, serenidad de juicio y pureza de ideales.

LA MASONERÍA no quiere fanáticos, ni sectarios de ninguna clase, sino espíritus libres y comprensivos que no olviden nunca la tolerancia y el amor fraternal que se deben todos los hombres.

LA MASONERÍA no es un órgano de ningún partido político ni agrupación social y afirma el propósito de estudiar e impulsar, al margen y por encima de aquellos, los problemas referentes a la vida humana, para asegurar la paz, la justicia y la fraternidad entre los hombres y los pueblos.

LA MASONERÍA proclama la existencia de un principio creador al cual llama Gran Arquitecto del Universo, pero deja a sus miembros en absoluta libertad para dar a ésta primera causa el nombre y para asignarle los atributos que correspondan a la creencia religiosa que cada uno de ellos profese. Su doctrina entera, en todo caso, se encierra en esta inscripción: «AMA A TU PRÓJIMO». Por lo tanto, no prohíbe a sus miembros ningún dogma religioso y rechaza todo fanatismo.

LA MASONERÍA establece que el trabajo es uno de los deberes y de los derechos del hombre y lo exige a sus adeptos como contribución indispensable al mejoramiento de la colectividad. Propugna y defiende los postulados de libertad, igualdad y fraternidad y, por consecuencia, combate la explotación del hombre por el hombre, los privilegios y la intolerancia.

LA MASONERÍA reconoce que es posible alcanzar la paz entre los hombres y las naciones en forma definitiva, superando la violencia y utilizando la razón. Que para el advenimiento de la paz es necesario ser actores y participar en la historia asumiendo un compromiso inteligente y ético.

LA MASONERÍA no cree posible el progreso si no es a base del respeto a la personalidad, la justicia social y la más estrecha solidaridad entre los hombres. Consecuentemente, sin inscribirse en ningún sector político, ostenta el lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Para elevar al hombre ante sus propios ojos, para hacerle digno de su misión en la tierra, la Masonería sostiene un principio que el Creador Supremo, ha dado al hombre, como el bien más precioso: la Libertad.

La libertad, patrimonio de la humanidad entera, que nadie tiene el derecho de apagar ni amortiguar, y que es el origen de los sentimientos del honor y de la dignidad. La Masonería exige a sus adeptos conservar, aún con sacrificio de su parte, la armonía y fraternidad que deben reinar entre los miembros de la gran familia Masónica y poner cuantos medios justos, prudentes, honrados y eficaces están a su alcance, para evitar cualquier mal a la Orden Masónica, a sus hermanos o sus semejantes, rendir culto al bien y a la verdad y sacrificarse abnegadamente por el Deber y por su Patria.

Por ello no admite sino a hombres de honor y probidad, independientes y con entereza de carácter a toda prueba. La Masonería para llevar a feliz término sus ideales, impone a sus miembros «el riguroso secreto en la labor, que es tradicional auxiliar de la Institución; la prudencia en el obrar, que es garantía del acierto; la edificación por el ejemplo, que es fuerza moral por excelencia, el desinterés en las acciones, que es germen de prestigio; la abnegación personal, que centuplica el poder, de las ideas; la discreta propaganda, que es fértil simiente; la perseverancia, que es augurio del buen éxito».

Los postulados anteriores indican que los aspirantes a hacer parte de nuestra gran familia universal, deben acercarse con mente limpia y dispuesta a recibir sus enseñanzas. El ingreso a la Masonería es una determinación muy íntima que requiere meditarse y no debe acometer de manera precipitada, imprudente o por presiones extrañas.

Desde el momento mismo de cruzar el umbral de la logia masónica consciente de la seriedad de este acto, este recinto debe convertirse en un lugar sagrado para quien desea hacerse miembro suyo. Es en todo caso importante que los aspirantes a pertenecer a la Masonería tengan en cuenta los siguientes aspectos:

1-La Masonería es ante todo una institución organizada para fines de moralidad absoluta sobre bases humanitarias y científicas, desposeídas de toda fuerza dogmática; es decir que la bondad o maldad, lo lícito, lo moral o inmoral de los actos humanos, está en la naturaleza propia de esos actos, que la Razón analiza libre de la presión de toda imposición sectaria. Reconoce la existencia de un ser Supremo, y a nadie rechaza por sus creencias u opiniones religiosas o políticas.

2- La Masonería no ofrece ventajas, beneficios ni privilegios, ya en lo que se refiere a posición civil, ya en lo referente a relaciones personales o lo concerniente a los negocios.

3- Para poder sentirse a gusto en nuestras reuniones, quien aspire a ingresar a la Masonería debe estar absolutamente dispuesto a aceptar con sinceridad de alma que todos los hombres son iguales, independientemente de su posición social, su capital, su capacidad intelectual, etc.

4- La Masonería, a pesar de lo que afirman sus detractores, no trabaja por la destrucción o aniquilamiento de las relaciones civiles.

5- Si el aspirante a ingresar a la Masonería es movido únicamente por la curiosidad, o por el deseo de ensanchar su círculo social, muy pronto se llevará a engaño. La mera curiosidad no conduce a la posesión de los secretos de la Masonería; y aquél otro fin social se puede satisfacer mucho más fácil en muchas otras asociaciones con relativa facilidad.

El simbolismo alcanza un alto grado de desarrollo en la Masonería y en gran parte en la esencia de su universalidad. Los hombres de lenguas distintas pueden encontrar tropiezos para entenderse, pero el simbolismo les facilita el entendimiento sin recurrir a la palabra hablada. El simbolismo es el medio más efectivo con el cual la Masonería lucha por unir a todos los hombres.

El simbolismo en la Masonería se ocupa de los valores intelectuales, morales y espirituales de la vida. Los grados Masónicos no son hechos frívolos ni ligeros. Cada paso de la carrera masónica tiene un significado profundo. Recibiréis amplia satisfacción por el estudio de estos principios y por la aplicación que de ellos hagáis en vuestra vida diaria.

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