Masonería y Religión

Las concepciones metafísicas en la Masonería.

Ante la persistente provocación religiosa y el clericalismo militante que condena abierta o solapadamente a la Masonería, es oportuno hacer algunas breves consideraciones respecto de lo que tradicionalmente se ha llamado el problema religioso.  La situación alcanza mayor actualidad en estos los momentos en que la alta jerarquía de la Iglesia asume un papel político apartada de su misión pastoral.

La formidable contribución económica del Estado a la Iglesia, el Ordinariato Militar  con asistencia religiosa católica al personal de la Fuerza Armada Nacional en virtud de un acuerdo entre el Gobierno del Presidente Caldera  y el Vaticano el 24 de noviembre de 1994 y la enseñanza religiosa en las escuelas públicas en un Estado que garantiza la libertad de religión y de culto (Art. 59 de la Constitución) son materias que preocupan particularmente en días de una iglesia militante en política.

Siempre será importante que los masones, los librepensadores, laicos como son,  expresen su palabra emancipada para que jamás sea contrariada la tolerancia religiosa, sin predominios de ninguna naturaleza. La neutralidad religiosa del Estado  debe ser garantizada en los hechos.

Resulta inoficioso reiterar que la  Masonería ha sido muchas veces condenada, desde la Conferencia Extraordinaria del Santo Oficio de 1737,  mediante  encíclicas y  anatemas que se procuran ocultar, pero que renacen cada vez que hay necesidad de volver contra la Orden, en campañas sincronizadas y sistemáticas,  para confundirla, neutralizarla, desalentarla, penetrarla o absorberla. 

La Masonería no es una religión ni es enemiga de la religión, es una institución que respeta todas las ideas confesionales en cuanto a sus principios morales.

El Gran Arquitecto del Universo es como símbolo de un principio superior ordenador, es una fórmula bajo la cual se agrupan creyentes y no creyentes, sin interpretación dogmática contraria a la más absoluta libertad de conciencia. 

El Ritual con que un día fuimos iniciados decía que “la Masonería, que busca la verdad sin exclusivismo y sin pretender ser maestro infalible, que respeta todas las creencias y juicios honrados, aunque no acepte cuanto estime erróneo, ha debido adoptar una fórmula que a nadie repugne fundadamente y que no coarte ninguna investigación. Esa fórmula es la del Gran Arquitecto del Universo. Con esta denominación nuestros hermanos que pertenecen a cualesquiera de las comunidades religiosas que se disputan el mundo de los creyentes, pueden reconocer y adorar sus particulares divinidades. Aquellos otros de nuestros hermanos que no comulguen en religión alguna, pueden ver en el Gran Arquitecto del Universo la substancia universal, con sus actividades constructivas, con sus modalidades y leyes propias y fijas, sin causa superior, realizando sus creaciones por causas secundarias, impotente para realizar el milagro y sin actos providenciales. Cada masón, según su cultura, según su idiosincrasia, asigna esencia y reviste de atributos al Gran Arquitecto del Universo que lo que es la Masonería adopta esta fórmula como símbolo de respeto por todas las creencias y como incógnita formidable para la ciencia”.

Nada pudo satisfacernos más aquella anoche.

Pero digamos algo más, dos palabras solamente, en torno a la Declaración de Principios de la Orden.                                                                                         

La Masonería “es una institución universal, fundamentalmente filosófica, destinada a trabajar por el advenimiento de la justicia, de la solidaridad y de la paz en la Humanidad” 1).

La Masonería no es una secta, ni es un partido,  “acepta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, combate la explotación del hombre por el hombre, los privilegios y la intolerancia”

En cuanto a las concepciones metafísicas, la Masonería estima que “son del dominio exclusivo de la conciencia. No prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convicción religiosa, pero rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo” 1) Principios aprobados en la  Primera Conferencia Interamericana de la  Franc-Masonería Simbólica, realizada en Montevideo, Uruguay, entre el 14 y el 20 de abril de 1947.

Por su parte, la Declaración de Principios de la Gran Logia de Chile   reitera que la Masonería “no es una secta, ni es un partido. Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo” 2).

Sustenta los postulados de la Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia.

“Proclama al Grande Arquitecto del Universo como Principio Generador y como Símbolo Superior de su aspiración y construcción éticas. No prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convicción religiosa” 2)  Declaración de Principios de la Gran Logia de Chile, del 25 de junio de 1971

Conviene no olvidar que hace más de 25 siglos que el hombre habla del problema de Dios y todavía no logra ponerse de acuerdo mayoritariamente. 

Algunas doctrinas respecto de la divinidad.

Agnosticismo (agnóstico, del gr. ágnostos, ignoto).

Los  agnósticos no afirman ni niegan a Dios, lo ignoran y consideran que no es posible llegar a ninguna conclusión acerca de ello. 

El término se debe al biólogo Thomas Henry Huxley y fue adoptado por Darwin y Spencer

Se ha  querido ver en la filosofía de Kant la base del agnosticismo, especialmente en su obra «La Crítica de la Razón Pura».

Deísmo (del lat. Deus, Dei, Dios)

Deísmo es la doctrina que reconoce un Dios como autor de la naturaleza, pero sin admitir revelación ni culto externo. 

Para el deísta sólo existe una religión natural, la fundada en la revelación divina es un simple mito.

Ateísmo (del lat. atheus y éste del gr. atheos; de a priv. y Théos, Dios).

Por  ateo se entiende al que niega la existencia de Dios. Para Feuerbach no es Dios quien ha creado al hombre a su imagen y semejanza, sino es el hombre quien ha proyectado sus mejores cualidades sobre la pantalla del concepto de Dios.

De Epicuro es el célebre argumento: si Dios quiere suprimir el mal y no puede, es impotente; si puede y no quiere, es envidioso; si ni quiere ni puede, es envidioso e impotente; si quiere y puede ¿por qué no lo hace?

Panteísmo (del gr. pan, todo, y Theos).

Es la concepción filosófica que identifica a Dios con el mundo.

El panteísmo ha sido rechazado por los teólogos cristianos porque borra la distinción entre el creador y las criaturas y porque reduce a Dios a un ser impersonal, convirtiéndolo en algo inmanente (interno, no trascendente) al mundo.

Goethe definiría a la naturaleza, dentro de la línea de Spinoza, como “el ropaje multicolor de la divinidad”.

Teísmo (del gr. Théos, Dios).

Es la doctrina que afirma la existencia de un Dios creador y ordenador del Universo, esencialmente personal y providente, el cual es conocido, en cierta medida, a través de la revelación y de la razón ayudada por la gracia.

El teísmo se opone al agnosticismo, al deísmo, al panteísmo y al ateísmo. Son teístas quienes creen en un Dios personal, cualquiera que sea la religión que profesen. Son, además, monoteístas y admiten el dualismo, esto es la concepción de un Dios personal y realmente distinto del Universo.

Podría decirse que hay importantes tendencias masónicas al agnosticismo y al deismo.

Otras consideraciones generales.

Se estima que existen alrededor de 4.000 explicaciones distintas del Ser Supremo, según las religiones o  las creencias religiosas, con una característica central: la creencia en lo sobrenatural, en un Dios y en la vida después de la muerte. 

Las ideas religiosas de Grecia se basaban en la creencia que existía un cierto número de dioses inmortales, semejantes a los hombres por sus costumbres, pasiones y genealogía, que moraban en algunas montañas y, especialmente, en el monte llamado Olimpo. Estos dioses, según los griegos, se acoplaban en matrimonio y procreaban otros dioses. Las antiguas creencias religiosas de la Grecia se caracterizan por su dulzura, idealismo y humanidad. Entre los griegos no surgió el monoteísmo, pero tampoco predominó el carácter de ferocidad, de venganza y de brutalidad que imprimieron a sus dioses muchos otros pueblos. La religión griega no tuvo tampoco ni un sacerdocio organizado ni dogmas obligatorios.

En nombre de la religión y su Dios, la humanidad ha perdido, durante siglos,  a millones de hombres que han ido al campo de batalla, a las «guerras santas», a defender la verdad absoluta de la que se creen poseedores. Pueblos enteros, por estos años, se han desintegrado y han sufrido el embate de los fundamentalismos religiosos. 

Un legislador independiente de Nebraska, Estados Unidos, Ernie Chambers, amparado en la enseñanza de Dios “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”, decidió demandar al Todopoderoso por las “nefastas catástrofes” que padece el mundo en un tribunal que admitió la demanda, demostrando que el sistema legal de su país tiene, también, absurdos que exigirá que Dios no siga cometiendo “amenazas terroristas” contra el mundo en general  (El Universal, Caracas, 22.9.2007). 

Junto a la Iglesia Católica está, también, el Consejo Evangélico de Venezuela, con 10 mil iglesias, agrupadas en 140 organizaciones evangélicas independientes. 600 nuevas iglesias evangélicas esperan la respuesta de la Dirección de Cultos para su legalización.

En la lista de cultos que son aceptados por el Ministerio de Justicia figuran católicos, evangélicos libres, evangélicos pentecostales, evangélicos bautistas, musulmanes, judíos, testigos de Jehová, gnósticos, harekrishna, budistas, mormones, luteranos, cristianos ortodoxos y adventistas.   

Q.·. H.·. Edgar Perramón Q. (OR.·. ET.·.)

* Intervención en   la Logia  de Estudio e Investigación Masónica “Humboldt” N º 141 de Caracas  en la tenida del sábado 2  de agosto de 2008, a propósito de un interesante trabajo presentado por  una alta autoridad masónica sobre el Gran Arquitecto del Universo.   

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